miércoles, 28 de agosto de 2013

Estudio afirma que la impresión 3D hogareña generaría un ahorro de US$ 2.000 al año.

Estudio afirma que la impresión 3D hogareña generaría un ahorro de US$ 2.000 al año.
 
 

Es el costo que tendría comprar reemplazos y productos de consumo hogareños que una impresora 3D podría fabricar a bajo costo.


En estos tiempos en que los estudios se han transformado en una herramienta publicitaria encubierta, quizás este tenga que ser considerado como relevante ya que fue realizado por la Universidad Tecnológica de Michigan apoyados en datos de consumo reales dentro de un hogar.

El estudio realizado por la Universidad reveló que una impresora 3D en un hogar promedio podría ahorrarle hasta US$2000 en gastos de mantenimiento y algunos productos de consumo a ese hogar.

Desde ya que la idea supone que el ahorro comenzaría al momento de amortizar el costo de la impresora adquirida, y que esta sea lo suficientemente versátil como para poder cubrir una serie de necesidades reales dentro de un hogar, como reemplazos de abrazaderas, bisagras, piezas de muebles, utensilios de cocina, entre tantos otros consumos que podría abastecernos una impresora 3D.

Modelos como Makerbot o RepRap, que imprimen con varias calidades y resistencias de material, podrían significar un ahorro sustancial en piezas de reemplazo.

Para que esto suceda, los autores del informe estiman que debería darse un escenario de consumo apto para poder imprimir en un tiempo tolerable una pieza que se necesite, pero que en caso de suceder, esto traería algunas consecuencias derivadas con el rápido crecimiento de la fabricación distribuida (como decía el director de Kikai Labs, “la personalización en masa”), un cambio en el concepto de los ciclos de consumo y vida útil de las piezas, y el crecimiento a gran escala de industrias artesanales, ya que como sucede hoy en día, siempre habrá alguien que preferirá que lo haga otro.

Junto con estas derivaciones, una que entusiasma a los autores es la vuelta a un pensamiento práctico basado en conceptos de ingeniería y en tener el garage apto para cualquier tarea manual, algo que brilló durante varias décadas en Estados Unidos y que con el fin de algunas industrias y el crecimiento de productos desechables, cayó en desuso

Las impresoras ya existen y el mercado está a la expectativa de cómo impactarán en caso de masificarse. Por lo pronto, estos últimos meses he vivido varias situaciones en las que hubiera deseado disponer de una, desde una pieza que necesitaba en pocas horas hasta un brazo de limpiaparabrisas de un auto de 15 años de antigüedad que ya no se consigue como repuesto en el mercado.

No he revisado en otros países pero acá en Venezuela, el costo de los consumibles para impresoras están por las nubes al punto que un juego de cartuchos de tinta, cuesta mucho más que una impresora para el hogar, por lo que me preocupa cuanto saldría el mantenimiento de un impresora 3D por lo menos en mi país.

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