viernes, 19 de abril de 2013

¿Vale la pena reparar una impresora de inyección de tinta dañada?.


¿Vale la pena reparar una impresora de inyección de tinta dañada?.

por: Elio E. Almarza
 
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Escribo estas líneas debido a que recientemente una amiga me ha traído una impresora de inyección de tinta para que tratara de repararla y cual fue su sorpresa cuando explote en risa en su propia cara. Ya con anterioridad creo que he tocado el tema de las fallas en las impresoras y debo de haber dicho que si se me daña la mía, de inmediato la llevo al centro autorizado de servicio (CAS) más cercano ya que aunque aparentemente parece sencillo arreglarlas, ni por asomo quiero y puedo hacerlo ya que prefiero tirarla a la basura y comprar otra, cosa que hice hace unos años, cuando mi querido hijo que en aquel entonces tenia apenas dos años, halo el sistema continuo de mi impresora viniéndose abajo tanto los envases de tinta así como la impresora e imagínense el espectáculo en el piso, los cuatro colores mezclados y mi hijo riéndose y que hice, respirar hondo, limpiar todo antes que mi esposa llegara a ver el desastre y comprar al día siguiente una nueva.
 
¿Se me daño la impresora y ahora que?
 
Muy a menudo vemos en los foros preguntas referentes a averías en impresoras de inyección de tinta y a su reparación. Este es un tema bastante normal, ya que una impresora, aunque es raro el fabricante que lo advierte, tiene un ciclo de vida útil limitado (como mucho te indican el ciclo máximo de trabajo mensual), con piezas que simplemente es que tienen un desgaste natural por su uso.

Pero no solo es este factor el que hay que tener en cuenta. Además (y esto es algo que he podido observar, e imagino que más de un usuario también lo habrá observado), las impresoras han bajado mucho de precio y han subido en prestaciones... pero no se puede decir lo mismo (salvo muy raras excepciones) de su calidad. Es cierto que hay impresoras de muy buena calidad (y me refiero a calidad en los materiales empleados en su fabricación y a la de su terminación), pero suele tratarse de impresoras de gama (y precio) alta.

Esto hace que la incidencia de averías en impresoras de gama baja y media sea relativamente alta, sobre todo a partir del tercer ciclo (año) de trabajo, que coincide precisamente con la finalización del periodo de garantía.

Por otro lado, al contrario de lo que ocurre con un PC, los servicios técnicos especializados en impresoras no son muchos, y la mayoría de las veces se trata de los propios servicios oficiales de las marcas y uno que otro tira piedras que se las da de técnico y si bien es cierto que la devuelve funcionando, en la mayoría de los casos no pasa ni una semana antes que comience a presentar la misma falla o hasta fallas diferentes. Además, las posibilidades de que sea el propio usuario el que repare la impresora son escasas, y se reducen en la mayoría de los casos a operaciones de limpieza, algún atasco de papel y muy poco más.

Esto se debe a una serie de factores, como por ejemplo que para arreglar una impresora hacen falta unos conocimientos que en muchos casos son impartidos por los propios fabricantes, siendo difícil en extremo acceder a los libros de mantenimiento de los distintos modelos de impresoras.

Pero no es este el único factor. Tenemos también la reticencia por parte de los fabricantes a vender piezas de repuesto de las impresoras fuera del círculo de sus servicios oficiales, la reticencia aún mayor a facilitar esquemas de montaje de éstas (casi imposibles de conseguir) y las técnicas de montaje empleadas, basadas muchas veces en remaches, soportes que para quitarlos se rompen y se sustituyen por elementos nuevos o elementos de sujeción para los que son necesarias una serie de herramientas específicas, no siempre fáciles de encontrar o baratas.

A esto hay que añadirle el alto precio de muchas de estas piezas (cuando es posible encontrarlas), que hace que la reparación de una impresora no se convierta en una opción muy alentadora.

A este respecto baste decir que, si la reparación afecta a piezas tales como micro-circuitos, inyectores o sistemas de tracción (que además es lo más habitual), en muchos casos la reparación se sitúa por encima del costo de una impresora nueva de características similares o incluso algo superiores.

También es un dato a tener en cuenta que mientras que en los talleres de reparación de PC, si bien hay unas tarifas establecidas, éstas se aplican con bastante flexibilidad, llegándose incluso a no cobrar por operaciones que en realidad son perfectamente facturables, tales como puede ser la localización de una avería, entre los talleres de reparación de impresoras esta flexibilidad no existe prácticamente, por lo que es normal que una intervención, por pequeña que sea, pase de el  20 o hasta el 30% del valor de la impresora, siendo también normal que se facturen entre 10 y 15% tan solo por ver qué es lo que está fallando, y que esto se cobre si no aceptamos el presupuesto de reparación (en realidad es algo totalmente lógico, ya que en muchos casos localizar una avería implica un gasto en tiempo superior a lo que facturan, siendo necesario en casi todos los casos al menos probar y desmontar la impresora, y al fin y al cabo no olvidemos que se trata de un negocio, no de una asociación de caridad).

Pues bien, si tenemos en cuenta lo expuesto hasta ahora cabe deducir que, una vez pasado el periodo de garantía (en el que evidentemente la reparación va a ser sin costo alguno), salvo que se trate de una impresora de gama alta, muy rara vez va a ser realmente interesante proceder a su reparación, y menos aún si la avería coincide con el momento en el que está próximo un cambio de cartuchos, donde ya sólo la compra de éstos nos va a subvencionar prácticamente la mitad del costo de una impresora nueva (hablamos de cartuchos originales, evidentemente) o se trata de una impresora con unos años encima.

Hay que tener en cuenta que podemos encontrar impresoras de calidad por menos de 80 dólares o su equivalente en moneda nacional de cada país (bastante menos si se trata de impresoras en oferta).

En conjunto, hay una serie de factores que, a mi parecer, se deberían de tener en cuenta antes de proceder a la reparación o a la sustitución de una impresora. Vamos a ver cuales son esos factores:

1º.- Antigüedad de la impresora 
Este es un factor muy importante, ya que una impresora con más de 3 años muy rara vez va a ser interesante repararla.

2º.- Grado de satisfacción con la impresora 
Aunque no sea un factor determinante, si se trata de una impresora con la que estamos realmente satisfechos es posible que sea interesante asumir incluso un costo de reparación igual o algo superior al de una impresora nueva.

3º.- Costos añadidos a la impresora 
Este factor afecta más a un tipo de usuario profesional o semi-profesional, pero se trata de valorar, en el caso de que se tengan, el costo de los posibles consumibles (tinta) que tengamos en nuestro poder para esa impresora, porque lo que sí que va a ser casi imposible es encontrar otra que utilice los mismos cartuchos, por poner un ejemplo.

4º.- Coste de la reparación 
Es muy importante pedir en estos casos siempre un presupuesto (incluso si su posible no aceptación supone un gasto extra, como ya se ha indicado anteriormente). Antes de decidir debemos tener muy claro cuanto nos va a costar la reparación y muy importante es asegurarse que sea un servicio técnico reconocido y confiable ya que puede ocasionar más dolores de cabeza que se podrían evitar comprando una nueva, como siempre digo, “la paz y la tranquilidad primero mientras se pueda”.

5º.- Posibilidad real de sustituir la impresora 
No siempre es posible sustituir una impresora por otra nueva, y esto puede ser por muchos factores, tales como el SO que tengamos (en la actualidad es realmente difícil encontrar una impresora que sea compatible 100% con Windows 98, por ejemplo, y mucho menos con MS-DOS), compatibilidad con un determinado programa, disponibilidad de puerto de conexión (todas las impresoras modernas vienen para conectar a USB, y son muy raras y normalmente de precio bastante alto las que disponen de conexión a puerto paralelo), formatos especiales (evidentemente lo dicho hasta el momento se refiere a impresoras o a equipos multifunción de tamaño estándar, es decir, A4. Si ya se trata de otros formatos la cuestión cambia drásticamente) y algún que otro motivo más.

Bien, todos los puntos anteriores pueden ayudarnos a tomar una decisión ante una avería en nuestra impresora, ya que son varios los factores a considerar, y no siempre reparar va a ser la mejor opción o la más económica. También debo decirles que verle la cara a mi amiga cuando agarre su impresora y la tire en el bote de basura claro está luego de reírme mucho, no tiene precio, al principio no lo asumió como una dama y lo que me dijo, no lo puedo repetir, pero luego de mi explicación, opto por preguntarme donde podría conseguir una nueva y económica y no faltaba más, me ofrecí a acompañarla a comprarla.

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